El suministro de gas en una comunidad de vecinos puede parecer un asunto secundario… hasta que surgen dudas o problemas. ¿Quién debe pagar? ¿Es obligatorio tener gas canalizado? ¿Qué pasa si hay una fuga? En este artículo resolvemos las dudas más habituales sobre el gas en comunidades de propietarios.
¿Quién gestiona el suministro de gas en una comunidad de vecinos?
En la mayoría de los casos, el suministro de gas puede ser:
- Individual, cuando cada vecino tiene su propio contrato y contador.
- Centralizado, cuando toda la comunidad recibe el gas a través de una única instalación y se reparte el coste.
Cuando se trata de gas natural canalizado, lo habitual en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, cada vecino suele tener un contrato individual. En cambio, en zonas rurales o edificios antiguos aún es frecuente encontrar sistemas comunitarios o incluso bombonas.
¿Es obligatorio tener instalación de gas?
No, no es obligatorio. Dependerá de la antigüedad del edificio, del tipo de calefacción que tenga y de las necesidades energéticas de la comunidad de propietarios.
Además, si se quiere hacer una nueva instalación de gas comunitario, deberá aprobarse en la junta de propietarios, con las mayorías que establece la Ley de Propiedad Horizontal (LPH).
¿Qué mantenimiento necesita la instalación de gas de una comunidad?
Si el edificio cuenta con una instalación central de gas, la comunidad de vecinos es responsable de su mantenimiento, y debe:
- Contratar revisiones obligatorias con una empresa acreditada cada 5 años.
- Tener el certificado de instalación colectiva actualizado.
- Asegurarse de que no existan anomalías que pongan en riesgo la seguridad.
En caso de que cada vecino tenga una instalación individual, es responsabilidad del propietario realizar la revisión y mantenimiento periódicos.
¿Qué ocurre si hay una fuga de gas en la comunidad de vecinos?
En caso de fuga en una instalación comunitaria hay que llamar a la empresa suministradora o cerrar las válvulas generales del gas si alguien conoce la instalación. También se recomienda no encender luces, electrodomésticos ni fuegos, y que todas las zonas queden bien ventiladas.
El mantenimiento negligente de las instalaciones puede conllevar responsabilidad civil o penal por parte de la comunidad de vecinos si se demuestra una falta de actuación.
¿Puede un vecino negarse a usar el gas en la comunidad de vecinos?
Sí, ningún vecino está obligado a usar el gas. Lo que no puede hacer es impedir que la comunidad de propietarios haga una instalación común si se vota correctamente.
Ningún propietario tampoco puede negarse a pagar gastos comunes derivados de la instalación, aunque él no la utilice, si se ha aprobado por la mayoría legal. Este punto genera muchos conflictos, por eso es fundamental contar con un acta de junta clara y, si es necesario, el asesoramiento de un administrador de fincas.
¿Qué dice la ley sobre el gas en una comunidad de vecinos?
Según la Ley de Propiedad Horizontal (LPH) y el Reglamento Técnico de Distribución y Utilización de Combustibles Gaseosos, la comunidad de vecinos debe garantizar:
- La seguridad de las instalaciones.
- El acceso equitativo al suministro por parte de todos los vecinos.
- El cumplimiento de la normativa vigente en materia de revisiones y certificados.
Además, según el Código Técnico de la Edificación, cualquier reforma de gran alcance debe incluir mejoras de eficiencia energética, lo que puede afectar a la forma en que se consume gas en el edificio.
El gas en una comunidad requiere previsión y consenso
Como has visto, el tema del gas puede ser más complejo de lo que parece. Tanto si estás planteando una nueva instalación como si quieres revisar la actual, es fundamental que la comunidad de vecinos cuente con información clara y profesionales que cumplan bien la normativa.
El gas puede ser un aliado energético eficiente… siempre que se gestione correctamente. Si en tu comunidad el administrador no ayuda a resolver cuestiones relacionadas con el gas, nuestros administradores de fincas pueden estar para tu comunidad en el gas y en otras decisiones que causen fricción en la comunidad.