Claves para adaptar la comunidad de propietarios a una persona con baja visión o ciega
Vivir en una comunidad de propietarios debería ser sinónimo de seguridad, accesibilidad y bienestar compartido. Sin embargo, para las personas con discapacidad visual —ya sea baja visión o ceguera total—, muchos espacios comunes representan un reto constante. Escaleras mal iluminadas, carteles ilegibles o ascensores sin avisos acústicos son barreras que dificultan su día a día.
En este artículo te explicamos qué puede y debe hacer una comunidad de propietarios para garantizar la accesibilidad de sus vecinos con discapacidad visual. Hablamos de derechos, de deberes legales y, sobre todo, de convivencia: por qué adaptar los espacios no es solo una cuestión normativa, sino de empatía y futuro.
¿Qué obligaciones tiene la comunidad de propietarios ante una persona con discapacidad visual?
Según la Ley de Propiedad Horizontal (LPH), una comunidad de propietarios está obligada a realizar obras de accesibilidad cuando lo solicite un propietario, inquilino o familiar que conviva en el edificio y tenga alguna discapacidad reconocida o sea mayor de 70 años.
Estas obras son obligatorias siempre que su coste no supere el equivalente a 12 mensualidades ordinarias de gastos comunes. Si el coste es superior, la comunidad puede negarse, salvo que la persona solicitante asuma la diferencia económica.
Esto implica que, ante una solicitud razonada y justificada, la comunidad de propietarios no solo puede actuar: está legalmente obligada a hacerlo. Además, existen ayudas públicas y subvenciones que pueden aliviar el impacto económico de las reformas, tanto a nivel estatal como autonómico o municipal.
Principales mejoras de accesibilidad visual que puede hacer una comunidad de propietarios
Las necesidades de una persona con baja visión o ciega no siempre requieren grandes obras ni reformas integrales. Muchas veces, pequeños cambios bien planteados tienen un impacto enorme en su autonomía y seguridad dentro de la comunidad de propietarios.
Accesos y zonas comunes: claridad, contraste y eliminación de obstáculos
Una de las primeras actuaciones recomendables es mejorar la iluminación en entradas, pasillos y escaleras. La luz debe ser uniforme, sin reflejos y con suficiente intensidad para permitir una correcta orientación. También es fundamental garantizar el contraste de colores en elementos como peldaños, puertas o pasamanos.
Eliminar obstáculos físicos y visuales —como macetas mal ubicadas, felpudos sueltos o señalizaciones poco legibles— contribuye a crear un entorno seguro y predecible para quien se orienta principalmente por el tacto o la memoria espacial.
Ascensores y porteros automáticos adaptados a personas con discapacidad visual
Los ascensores en una comunidad de propietarios pueden ser una barrera o una solución, dependiendo de su grado de accesibilidad. Es recomendable que cuenten con botones en Braille o en relieve, avisos acústicos que indiquen el piso y puertas que se mantengan abiertas durante el tiempo suficiente.
En cuanto al portero automático, es importante que tenga señal sonora, volumen regulable y posibilidad de conexión con dispositivos móviles accesibles. Los sistemas únicamente visuales o con pantallas táctiles sin alternativa suelen excluir a las personas ciegas.
Buzones, señalización y comunicación accesible en la comunidad de propietarios
A menudo se pasa por alto que algo tan cotidiano como identificar un buzón o entender una circular puede ser una dificultad para las personas con baja visión. La numeración de los buzones debe ser grande, con contraste de color y situada a una altura accesible.
Además, la comunidad de propietarios puede adaptar su comunicación: enviar las actas en formatos digitales accesibles, usar tipografías legibles o permitir la lectura por asistentes de voz son medidas sencillas pero muy eficaces.
¿Qué hacer si la comunidad de propietarios no quiere realizar adaptaciones?
En ocasiones, la persona interesada se encuentra con resistencias por parte de la junta de propietarios. Ya sea por desconocimiento, por miedo al gasto o por falta de empatía, la comunidad de propietarios puede negarse a actuar.
En estos casos, es importante recordar que los derechos de accesibilidad están protegidos por la legislación. Si las condiciones se cumplen —discapacidad reconocida, residencia habitual y un presupuesto razonable—, se puede acudir a los tribunales para exigir la adaptación.
No obstante, antes de llegar a ese punto, se recomienda agotar la vía del diálogo: presentar un informe técnico, aportar presupuestos, explicar las ayudas disponibles o contar con el apoyo de asociaciones especializadas puede ayudar a construir consenso. Sensibilizar no siempre es rápido, pero a menudo es más efectivo que imponer.
Adaptar la comunidad de propietarios es avanzar en convivencia y accesibilidad
Lograr que una comunidad de propietarios sea accesible para personas con discapacidad visual no es una utopía ni un lujo, sino una obligación legal y una mejora colectiva. Las acciones no solo benefician a quien hoy tiene una limitación, sino que preparan el edificio para el futuro de todos: personas mayores, vecinos con movilidad reducida, familias con niños pequeños…
Si no tienes una figura en la comunidad que ayude con las gestiones, como las de accesibilidad, no dudes en contactar con nuestros administradores de fincas, que pueden asistir a tu finca en estos casos y muchos otros para que los propietarios vayan lo más tranquilos posible.