Hipoteca con aval: ¿una buena opción o un gran riesgo?

hipoteca con aval

Según a quién le preguntes, una hipoteca con aval puede ser una gran opción o el mayor error de su vida y es que siempre dependerá de si estás hablando con el avalista o con el hipotecado. Cuando por ser avalista tienes que saber previamente cuáles son los riesgos, hoy veremos las dos caras de la moneda: las ventajas para el hipotecado y los riesgos para el avalista.

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Conseguir hipoteca con aval

A veces, cuando el perfil no es 100% solvente para el banco, pueden pedirte como alternativa hacer una hipoteca con aval. Un aval puede ser personal o bien, de un inmueble sin cargas. En este contrato, el avalista acuerda con el banco que en caso de impago, se responsabilizaría del pago de la deuda.

El aval, actualmente, sirve para inclinar la balanza a favor del hipotecado cuando el perfil es justo para conseguir la operación que estaban buscando.

Para el hipotecado, el aval es una de las vías para poder conseguir un préstamo o una hipoteca sin tener el mejor perfil. Para poder avalar una propiedad, el inmueble tiene que estar libre de cargas o bien, con poca hipoteca pendiente.

Aunque el perfil no sea del todo solvente para el banco, para que te concedan la hipoteca sin aval o con aval, necesitarás cumplir con estos requisitos:

  • Tener unos ahorros de un 20% del precio del inmueble, en caso de que no consigas el 100% de la financiación hipotecaria.
  • Tener ahorros para afrontar los gastos.
  • La cuota de la hipoteca no puede superar el 35% de tus ingresos netos.
  • Contrato estable, el caso ideal es un contrato fijo de más de dos años o, bien, ser funcionario.

¿Qué supone ser avalista?

Cuando hablamos de avales, acostumbra a ser personas muy cercanas, ya que asumes un gran riesgo y no hay beneficios. En este apartado veremos quién puede ser avalista y cuáles son los riesgos que conlleva.

hipoteca con aval

¿Puedo ser avalista de una hipoteca con aval?

Para poder ser avalista y ayudar a le concedan el préstamo al interesado, hay que cumplir las siguientes condiciones:

  • Tener más de 18 años.
  • Tener una buena solvencia económica, es decir, un buen contrato e ingresos.
  • Buen nivel patrimonial y libre de cargar.
  • No estar en listas de morosos como ASNEF.
  • No tener deudas pendientes o impagos.

Los riesgos de avalar

Evidentemente, el peor de los casos para el avalista es que el hipotecado incumpla con el pago de la hipoteca. En ese caso es cuando entrarían las obligaciones del avalista y tendría que responder. Pero, ¿qué implica exactamente?

Bien, esto no solo significa que tendría que saldar la deuda, sino que en caso de que no fuera suficiente con eso, la entidad bancaria podría tener acceso a todo su patrimonio: acciones, inmuebles, coches, inversiones, etc. Es decir, que podría perderlo todo y no tendría derecho al inmueble. Además, es hereditario, si el avalista fallece, sus herederos tendrán que seguir afrontando la deuda.

Como veis, ser avalista conlleva una gran responsabilidad económica y ningún beneficio por lo que es muy importante sopesarlo bien antes de tomar ninguna decisión. Se trata de una responsabilidad que dura toda la vida del préstamo y pueden pasar muchas cosas en 30 o 40 años.

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