Una obra puede romper la confianza con el inquilino al alquilar piso 

Una obra puede romper la confianza con el inquilino al alquilar piso 

Normalmente como arrendadores queremos alquilar la vivienda en el mejor estado posible para que quien entre a vivir esté cómodo y que evitar al máximo los dolores de cabeza que pueda producir tener que arreglar alguna cosa cada dos días. Pero para gustos, colores, y es que pueden ocurrir modificaciones a la hora de alquilar mi piso que, si no se notifican y realizan bien, pueden traer problemas.

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Para empezar, ¿puedes hacer obras después de alquilar tu piso?

Si ya tienes un inquilino en el piso, todavía estás a tiempo de hacer obras, pero estas obras que tú pagarás deberán ser para conservar la vivienda y que cumpla las condiciones de habitabilidad

Las obras deben ser dentro del piso o edificio y cuando se hagan por deterioro, desgaste o imposición de una autoridad. En el caso de que las obras sean de más de 20 días, la renta mensual debe reducirse en la cantidad proporcional a la parte de la casa que quede fuera de uso.

Y para aclarar, hay que decir que el casero no tiene derecho a entrar a la vivienda si hay que hacer obras. La Ley de Arrendamientos Urbanos dice que el casero solo puede entrar en el caso de que se tenga que verificar la conservación de la vivienda, para controlar las obras y cambios que el piso necesite para ser habitable, y deberá ser con el permiso del inquilino.

Dónde tiene límite de obras el inquilino

El arrendatario también tiene derecho a hacer cambios en la vivienda, pero sin ser tan grandes como los que paga el arrendador. El arrendatario puede mejorar el piso estéticamente, e incluye pintar o colgar algún cuadro en las paredes.

Añadir o cambiar muebles, como electrodomésticos, mesitas y plantas en el balcón o incluso el cambio de las manillas de las puertas están dentro de las posibilidades del arrendatario, siempre y cuando no afecten a la estructura del inmueble o del edificio.

Cualquier otro cambio puede traer problemas si no los notifica al arrendador. Tirar muros, cambiar la distribución o incluso mejorar la accesibilidad del inmueble debe ser notificado al propietario y debe ser aceptado.

Consecuencias si el inquilino va a su bola y hace obras

En el caso de que se modifique la vivienda estructuralmente y no se haya notificado al arrendador, la principal consecuencia puede ser que el propietario acabe con el contrato de alquiler, y estará en todo su derecho.

No solo eso, sino que también puede pedir al inquilino que devuelva la vivienda al estado original en la que se la encontró. El arrendador puede decidir también quedarse con los cambios sin necesidad de compensar de ninguna manera al inquilino.

En el caso de cambio por la accesibilidad, se pueden hacer cuando no afecten a la estructura o a las zonas comunes y se debe notificar también al propietario del piso. Este puede reclamar que la vivienda vuelva a su estado original cuando el inquilino se marche.

No te preocupes por ninguna obra al alquilar tu piso

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