Alquilar una vivienda sin contrato escrito es una práctica más habitual de lo que parece, especialmente entre particulares que buscan “hacerlo fácil”. Pero esta informalidad, que al principio parece cómoda, puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza. Como propietario, alquilar sin contrato te deja en una posición jurídicamente vulnerable, y es justo ahí donde una inmobiliaria puede ayudarte —incluso aunque el alquiler ya esté en marcha.
¿Cuántos propietarios alquilan sin contrato?
Según datos del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, se estima que cerca de 1 de cada 5 alquileres en España se realizan sin contrato formal o sin estar registrados. En muchos casos se trata de acuerdos verbales, renovaciones tácitas o cesiones de uso (comodatos) que se transforman en alquileres de hecho.
A priori, puede parecer que así te ahorras gestiones… pero cuando surgen impagos, conflictos o la necesidad de recuperar la vivienda, no tener un contrato te deja en el limbo legal.
¿Qué riesgos legales asume un propietario al alquilar sin contrato?
Aunque haya un acuerdo verbal, la falta de un contrato escrito puede complicar —y mucho— la defensa de tus derechos como propietario:
- No puedes iniciar un desahucio inmediato: el juzgado te pedirá acreditar la relación arrendaticia. Sin contrato, solo podrás probarlo con transferencias, mensajes o testigos.
- No puedes fijar claramente la duración del contrato ni exigir condiciones específicas (como el preaviso de salida, actualizaciones de renta o uso de la vivienda).
- En caso de daños, reclamar reparaciones o compensaciones se vuelve muy difícil, al no haber cláusulas firmadas.
- Además, Hacienda puede sancionarte si el alquiler no está declarado.
¿Qué puede hacer una inmobiliaria si ya has alquilado sin contrato?
Aunque el alquiler ya esté en curso, una inmobiliaria profesional puede ayudarte a reconducir la situación de forma segura y legal:
1. Regularizar la situación con un contrato adecuado
Redactar un contrato conforme a la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) que incluya:
- Duración, prórrogas y condiciones de rescisión.
- Derechos y obligaciones del inquilino.
- Responsabilidad en caso de daños o impagos.
- Cláusulas específicas (mascotas, visitas, etc.).
Una vez firmado, podrás inscribirlo en el registro de la propiedad si lo deseas, para mayor protección.
2. Mediar en caso de conflicto
Si ya tienes problemas (impagos, uso indebido, negativa a abandonar el piso…), la inmobiliaria puede actuar como intermediaria y, si es necesario, coordinar con abogados para iniciar un desahucio con garantías.
3. Recuperar el control sobre tu propiedad
Muchos propietarios desconocen que, sin contrato, el inquilino puede argumentar indefensión si decides terminar la relación de forma unilateral. La inmobiliaria te guiará para hacer un preaviso formal, documentar la situación y recuperar el inmueble respetando los plazos legales (generalmente 30 días si hay acuerdo verbal).
¿Cuánto cuesta este servicio en una inmobiliaria?
Cada inmobiliaria tiene su política de precios, pero los servicios de regularización, redacción de contratos y mediación suelen oscilar entre los 150 € y 300 €, dependiendo de la complejidad del caso. Si optas por una gestión integral del alquiler, muchas agencias cobran una comisión mensual (habitualmente entre el 5 % y el 10 % del alquiler) a cambio de llevarlo todo: cobros, incidencias, mantenimiento y más.
Un coste pequeño comparado con el riesgo de tener un inquilino problemático sin contrato ni respaldo legal.
No dudes que una inmobiliaria puede ayudarte (y mucho)
Alquilar sin contrato es como ir en bici sin frenos: puede que no pase nada, pero el día que te toca frenar, lo lamentas. Una inmobiliaria especializada no solo te ayuda a redactar un contrato legal, sino que te ofrece tranquilidad, respaldo y soluciones si las cosas se complican.
Si estás en esta situación, aún estás a tiempo de regularizar el alquiler. Contacta con nuestros expertos en gestión integral del alquiler, y deja que te asistan en todo el proceso de poner tu vivienda en alquiler, desde encontrar al inquilino ideal, hasta los trámites posteriores a la finalización del contrato.
